Hora del Té

 Te quiero, y es de verdad.

Como el sol en cada mañana en mi ventana

En esas cosas simples de la vida, estas tú.

No existe mejor azúcar, para mi café matutino, que tus dulces caricias; almíbar al paso.

Te quiero, como ya no se quiere en estos tiempos.

Con franqueza y cordura.

Porque en cada minuto de mis horas, están tus sinceras promesas como paso firme, abrazando las alegrías, borrando las dudas.

Te dejas perpetuar en mis caricias, dejándome adueñar de tus besos, néctar profundo de tu delicioso amor.

Te quiero en el camino instantáneo de la construcción de memorias, donde el fotógrafo es la vida misma, y nosotros una constante fotografía.

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